
HABIA SIDO UNA VELADA MUY ESPECIAL PARA ANDRÉS Y MERCEDES. Habían cenado en un pequeño restaurante tranquilo y habían tomado finalmente la decisión de casarse. Después de varias copas y de bailar largo rato al ritmo de música romántica para celebrar la ocasión, descubrieron que habían perdido el sentido del tiempo y que era ya muy tarde, teniendo en cuenta que ambos debían ir a trabajar a la mañana siguiente.
PARA EVITAR LAS SEÑALES DE TRAFICO Y LOS SEMAFOROS DEL CENTRO, Andrés decidió llevar a Mercedes a casa tomando la carretera antigua que pasaba por las afueras de la ciudad, la cual, aunque un tanto más larga, tenía la ventaja de no contar con mucho tráfico, semáforos ni policía que controlara el límite de velocidad a esas horas de la noche. Iban por la carretera a gran velocidad, disfrutando de la compañía mutua, del hermoso panorama de las luces de la ciudad a lo lejos y del espléndido sonido del aparato estéreo que inundaba el interior del vehículo con su música favorita.
NINGUNO DE ELLOS ADVIRTIO LA PRESENCIA DE UN ENORME CAMION QUE SE APROXIMABA RAPIDAMENTE POR LA IZQUIERDA, POR OTRA CARRETERA QUE SE CRUZABA CON LA QUE ELLOS SEGUIAN, hasta que Mercedes exclamó: «¡Andrés, cuidado!» ¡La bocina del camión lanzó su alarido de advertencia y Andrés pisó el acelerador en un intento desesperado de esquivar el camión, ante la imposibilidad de frenar a tiempo! ¡La calma de la noche fue rasgada por el terrible estruendo del impacto, el chirrido de neumáticos, las chapas metálicas que se retorcían y el estallido del parabrisas en mil pedazos! Y luego todo volvió a quedar envuelto en el silencio.
APENAS DESPERTO, ANDRES EXCLAMO: «¡MERCEDES!, ¿ESTÁS BIEN?» «Creo que sí», fue la respuesta de ella. Se estrecharon en sus brazos el uno al otro, ¡dando gracias a Dios por haber sobrevivido a tan horrible accidente! Se sentían, como era lógico, un tanto mareados y aún bajo el efecto del impacto; pero al abrazarse con fuerza, ambos tuvieron una sensación muy extraña... muy diferente.
ADEMAS DEL ALIVIO DE COMPROBAR QUE SE HALLABAN BIEN, se sintieron extraordinariamente livianos. «Andrés, ¿qué nos está sucediendo? —preguntó Mercedes—. Mis pies... ¡ni siquiera rozan el suelo!» «No... no lo sé —repuso él—, ¡parece que nos estamos elevando! Jamás había sentido algo así... pero... ¡Dios mío!, mira allí, junto al auto... esos dos cuerpos, somos nosotros... será que estamos... ¡muertos!»
DE REPENTE, COMO ATRAPADOS POR UNA FUERZA INVISIBLE, fueron impulsados hacia arriba, más y más alto, hasta llegar a un punto en que se sintieron como si atravesaran un largo túnel oscuro, ¡como un pasadizo por el cual se deslizaban volando a una velocidad increíble! Pronto vieron aparecer una luz tenue a lo lejos, ¡que a medida que avanzaban por el túnel fue haciéndose cada vez más deslumbrante y resplandeciente! ¡Aunque, curiosamente, aquella luz no les hacía daño a la vista!
A MEDIDA QUE SE FUERON ACERCANDO A AQUELLA LUZ TAN INTENSA, comprendieron que se trataba de una Persona, ¡de un resplandeciente Ser de Luz! ¡Se hallaban rodeados de una luz cálida y brillante y ambos se sentían extasiados y plenos de una maravillosa sensación de amor y compasión!
¡EL TEMOR Y EL SOBRESALTO QUE HABIAN EXPERIMENTADO AL SABERSE MUERTOS ha desaparecido ahora por completo! ¡Sienten una serenidad tal, envueltos en esa amorosa y cálida Luz, que han perdido todo deseo de retornar a la tierra! ¡Experimentan una sensación maravillosa, se sienten tan amados!
¡DE PRONTO EL SER DE LUZ PRESENTA A ANDRES Y MERCEDES UN DETALLADO REPASO DE TODA SU VIDA! Ellos no sienten que participen en ese repaso, sino que lo presencian como si fuera una película a color y tridimensional, ¡en la que se ven desde que eran niños pequeños hasta el momento de ocurrir el accidente! Ven allí todos los pequeños gestos de egoísmo que tuvieron con sus hermanos y hermanas, las acciones crueles y desconsideradas para con sus compañeros de clase, ¡todo hasta el último detalle! ¡Y también todas las buenas acciones! ¡Una vez que regalaron un juguete, o que ayudaron a alguien o demostraron generosidad, todo!
¡COMO SI HUBIERAN SIDO DESIGNADOS JUECES DE SI MISMOS, para poder apreciar con claridad y honestidad en qué fallaron y qué hicieron bien! No pueden negar nada, todo es cierto y todo imparcial. Y a pesar de que repasan su vida hasta el presente, momento a momento, ¡al finalizar tienen la impresión de que no han transcurrido más que unos momentos!
ACABAN DE VER REPRODUCIDAS SUS VIDAS, HAN RECORDADO TODAS SUS ACCIONES, y tímidamente ponen la mirada en los ojos del Ser de Luz, para encontrar con alivio que aún hay en ellos calor y amor, ¡que están llenos de compasión y comprensión! Este extiende hacia ellos una mano para darles la bienvenida, y les señala a lo lejos una Ciudad de Luz piramidal, diciéndoles: «¡No teman, hijitos, porque a vuestro Padre le ha placido darles Su Reino! Pues en la casa de Mi Padre hay muchas moradas, y Yo les he preparado un lugar, ¡para que donde Yo esté, ustedes también estén!»
COMPRENDEN ASI QUE ESA PERSONA BONDADOSA Y LLENA DE AMOR ES JESUS, ¡y que El ha venido a darles la bienvenida al Cielo! ¡A pesar de que El está al tanto de todos sus errores y yerros, de sus defectos y fallas del pasado, los ama y los recibe con los brazos abiertos! ¡Les corren por las mejillas lágrimas de gratitud, mientras El los abraza y consuela enjugándoles el llanto! CON TONO AMOROSO LES RECUERDA: «¡POR ESO MORI POR USTEDES, PORQUE LOS AMABA! ¡Eché sobre Mí los pecados de ustedes para que no tuvieran que sufrir por ellos! ¡Ustedes creyeron en Mí y aceptaron el sacrificio que hice por ustedes, de manera que ahora sus pecados han sido limpiados y perdonados para siempre! ¡Vengan, entren en el Reino que he preparado para ustedes!»
DICHO ESTO, LOS TOMA DE LA MANO Y VUELVEN A VOLAR, ¡tal como habían hecho antes en el túnel! ¡Sienten que salen disparados por el espacio sideral rumbo a la colosal pirámide dorada que se ve cada vez mayor a medida que se acercan!
AL ENTRAR EN LA MAGNIFICA CIUDAD ESPACIAL DE ORO CRISTALINO, ¡SE ENCUENTRAN, ASOMBRADOS, ANTE UN GRUPO que ha salido a recibirles y darles la bienvenida! Andrés casi no puede dar crédito a sus oídos cuando una voz que ha extrañado muchísimo le dice a sus espaldas: «¡Bienvenido a casa, hijo mío!» ¡Se vuelve y ve allí a su madre a la que tanto amaba, que murió a causa de una enfermedad hace siete largos años! ¡Ahora se la ve hermosa, joven, vivaz y llena de salud! ¡Tal como Andrés la recordaba de pequeño! ¡Los dos se abrazan llorando de alegría y dando gracias a Jesús por ese feliz reencuentro!
¡NI ANDRES NI MERCEDES HABIAN IMAGINADO JAMAS QUE EL CIELO PUDIERA SER TAN EXTRAORDINARIAMENTE BELLO, tan maravilloso! ¡Todos son amorosos y buenos, nadie es un extraño! ¡Los jardines y parques repletos de flores, los árboles y la hierba, superan en belleza a todo lo que se haya visto jamás en la tierra! ¡Los celestiales edificios y exposiciones tienen tan enormes dimensiones, curiosos diseños y son de tan impactante belleza en cuanto a colores y materiales que no hay nada en la tierra que pudiera comparárseles!
¡ALLI TODOS LLEVAN RELUCIENTES Y RESPLANDECIENTES VESTIDURAS DE LUZ que envuelven levemente de modo revelador sus bellas figuras! Nadie demuestra prisa ni apremio, sino que todos parecen desplazarse flotando por los senderos dorados y sobre la lozana hierba verde, apenas rozando el suelo con los pies. ¡Mientras otros vuelan y se deslizan con gracia por los aires!
LA DESCRIPCION DEL «VIAJE INCREIBLE» DE ANDRES Y MERCEDES NO ES MERA FANTASIA IMAGINARIA, ¡sino que está basada en las experiencias de vida después de la muerte de miles de casos reales, experiencias documentadas con libros y estudios científicos dignos de la mayor confianza! Como es obvio, todos ellos son casos de personas que estuvieron clínicamente muertas, algunas por espacio de hasta 20 ó 30 minutos, y que fueron posteriormente devueltas a la vida y regresaron, ¡atestiguando que el Ser de Luz que había repasado sus vidas les había dado la oportunidad de regresar a sus cuerpos! Pero claro está que esas son las excepciones, pues como sabemos, la mayoría de las personas que mueren no regresan.