Queridos papá y mamá:

Desde que me trajeron de la maternidad los he tenido en vela durante la noche, y deben de estar cansados. Cuando lloro por la noche, no es que quiera molestarlos. Lo que pasa es que no conozco otra forma de dejarles saber lo incómodo que me siento. A veces tengo frio, otras estoy mojado y necesito que me cambien el pañal o que me envuelvan en una mantita suavecita. Muchas veces lo que pasa es que tengo hambre. Verán: mi barriguita es muy pequeña y no puedo comér lo suficiente como para que me dure toda la noche. Pero hay buenas noticias, un día de estos todo eso cambiará.

A veces me despierto, pero no porque tenga frio o esté mojado, y ni siquiera porque tenga hambre; lo que pasa es que siento un poco de miedo, me siento solo y necesito saber que están allí para consolarme y hacerme sentir mejor. Entonces me gusta mucho cuando me acarician la espalda, o me hablan suavemente y me abrazan. Estoy empezando a darme cuenta de que siempre están ahí cuando los necesito y eso me reconforta y me da seguridad.

Debo de ser alguien muy especial para que ustedes me quieran tanto que hasta se levantan conmigo en la mitad de la noche. Saber que me aman tanto, sin duda me ayudará a dormir mejor cuando sea más grande. Gracias papá y mamá, por ser pacientes conmigo aun cuando me despierto a las dos de la madrugada.

-Martha Erickson-